EL NICTÁLOPE EN TIEMPOS DE LA COVID-19
07-AGO-2020
07-AGO-2020
¡LA BOLSA O LA VIDA!
Viajamos en un tren cuyos coches son de cinco clases (A, B, C, D y E) Entre los pasajeros del tren hay poco entendimiento y frecuentes líos, principalmente entre los de la clase E y D con los de la clase A y B; mientras que los de la clase C oscilan entre uno y otro bando y se aferran con todo al coche que los conduce para no ser desplazados a los coches D y E, y por el contrario pugnan para pasar a los lujosos coches de la clase B y A. En el tren también viajan, entre otros, agentes de seguridad cuya misión es velar para que los conflictos entre los pasajeros no pongan en peligro la marcha del tren.
Viajamos en un tren cuyos coches son de cinco clases (A, B, C, D y E) Entre los pasajeros del tren hay poco entendimiento y frecuentes líos, principalmente entre los de la clase E y D con los de la clase A y B; mientras que los de la clase C oscilan entre uno y otro bando y se aferran con todo al coche que los conduce para no ser desplazados a los coches D y E, y por el contrario pugnan para pasar a los lujosos coches de la clase B y A. En el tren también viajan, entre otros, agentes de seguridad cuya misión es velar para que los conflictos entre los pasajeros no pongan en peligro la marcha del tren.
De pronto, casi inesperadamente, el tren es asaltado por un número incierto de bandidos sin rostro de la banda SARS Cov2, los cuales arma mortal en ristre los increpa ¡la bolsa o la vida! Atónitos, pasmados de miedo, los pasajeros se devanan los sesos para decidir en segundos si deben entregar a la banda la bolsa o la vida. Diabólico dilema para los pasajeros, sobre todo para los de los coches D y E.
Para los pasajeros de los coches de clase A, y B el asalto en sí mismo no les resulta muy peligroso porque viajan en coches blindados y además resguardados por los agentes más preparados para defenderlos de toda clase de bandidos, visibles o invisibles. Además, para distraer a los bandidos, muy prestos entregan sus billeteras porque sus fortunas están fuera del tren muy bien resguardadas; por lo mismo, sin chistar optan por la vida; pero al mismo tiempo, a través de los agentes de seguridad, aconsejan a los pasajeros de los coches C, D y E entregar sus bolsas, aunque en medio de la infernal balacera mueran muchos de estos pasajeros… mejor aún si en mayoría son los de la clase D y E.
Para muchos pasajeros de los coches C tampoco es muy complicado decidir entregar la bolsa para salvar sus vidas porque en cierto modo tienen reservas aseguradas para seguir con vida durante y después del asalto.
En cambio, para los pasajeros de los coches D y E decidir entre la bolsa o la vida no tiene margen ni siquiera para pensar y deben optar por la bolsa, porque esa bolsa es lo único que tienen “asegurado” para seguir con vida. Y sin otra alternativa, se enfrentan a los bandidos con la esperanza de salir con vida o malheridos en medio de la infernal balacera, pero aferrados a su pequeña y miserable bolsa.
¡Vaya destino perimido para estos pasajeros!
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